Ver
el reflejo abierto de lo incierto
descubrir
en tu ser un corazón latiendo
respirar
desde lo lejos tu piel llamando
latente
encuentro de abismal ensueño
tocar
etéricamente tu pecho
hundir
mis labios en él sedientos
dulce
caricia de tu varonil vientre
soportando
mi cansancio
tú
la ofrenda, el fruto de tu entrega
Ver
tus ojos...oh Dios, como lo soñaba...
entrar
en el insondable abismo de tu mirada
encontrarte
en el laberinto de nuestras pupilas
extender
mis manos hasta saciarte
ávida
de tus besos rendirme y darme
como
frugal ofrenda saciando tu hambre
Naufragar
entonces en el mar de tus deseos
muriendo
en la insaciable ansiedad de amarte
hasta
dejar mi último suspiro en tu oído..
Nada...Todo,
perdida
en tu sonrisa divina
en
ese regalo de fin de otoño
que
me ahogó en invierno...
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