Penitente de mis horas pecadoras
me arrodillé ante el solar de las auroras
donde la luz no me respondía
cuando pretendí no apagar las sombras
viajera de praderas libres
me ausento en el meditar de los silencios
renovando el aliento de mi boca
Levanto entonces mi vuelo
mi arrollador aleteo rapaz
que quiere desde arriba mirarlo todo,
veo el misterio acurrucado entre secretos
Se tiñe de naranja mi cielo
percibo entonces el verde primavera
mientras florecen los tulipanes nuevos
se agiganta el estandarte de los sueños
los pentagramas se entreabren cada parpadeo
mientras el sol renace entre sonetos
gritando con silencios un mártir denuedo
tú, mírame.
Aún mis alargadas alas hondean el cielo
de las gotas de sal quedaron solo aromas
todas las plagas en sus cuevas se perdieron
sigo siendo águila...
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