La noche bajó su manto sobre la arena
su
silueta en la sombra
diseñó
una virilidad plena,
las
caracolas danzaron
crepitaron
los deseos.
Mi
velo arrojé,
descubriendo
la hoguera de mi piel
ardió
la pasión en sus besos
mi
boca sació su sed
dos
capullos florecieron en sus labios
Tentáculos
sus dedos me invadieron…
apresurados,
lenguas de fuego,
no
hubo acantilado sin su roce
ni
poro sin sus besos
Cual
oasis mi rosa se abrió a su boca
Me
enredé en sus corales
mi
cadera se hizo a su vaivén
eterno
llegó el río a su manglar
Y en
un profundo gemido
Amamos
hasta ver el sol brillar.
Jeabelly © Derechos
Reservados
Junio de 2012
6:30 p. m
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